Líneas eróticas sin esperas

Líneas eróticas sin esperas: ¿Por qué es la mejor opción?

Ahora bien, aunque las líneas eróticas sin esperas pueden parecer la mejor opción, también tienen un punto en contra que debes de conocer:líneas eróticas sin esperas

Debido a lo que nos cuesta la llamada a cualquier tipo de línea erótica, es recomendable decantarse por una que sea sin espera: es decir que, en el momento en el que hagamos nuestra llamada, nos atienda una profesional al otro lado para darnos el servicio que estamos esperando.

Muchas personas entran en cólera en el momento en el que se les pone en espera con esa típica música que se va repitiendo en todo momento. Además, llega un momento en el que su paciencia se pone al límite hasta que, finalmente, termina por colgar y se habrá perdido un cliente.

Desde el número erótico de la imagen de la derecha podrás disfrutar de una línea caliente sin esperas.

La gran desventaja de las líneas eróticas sin esperas

Imagina que estamos viendo la sesión erótica en nuestra televisión y nos aparece un anuncio en donde una agencia de chicas se oferta para ofrecernos servicios sexuales a través del teléfono. En concreto, nos llama la atención un servicio en especial en donde encontramos a una pelirroja tetona que se llama Samantha.

Si la línea es sin esperas, lo que ocurrirá es que muy raramente hablaremos con Samantha, sino que la operadora nos derivará directamente con la mujer que esté disponible en ese momento; de otra manera sería imposible.

En una línea con espera, aunque tengamos que esperar más o menos tiempo, podremos estar completamente seguros de que finalmente terminaremos hablando con Samantha.

Antes de que tomes la decisión sobre si te decantas o no por las líneas eróticas sin esperas, nosotros te recomendamos que son todos los pros y los contras para saber qué es lo que más te conviene y que no te arrepientas mientras estás llamando.

Conociendo a un extraño a través de línea eróticas

línea eróticasDos extraños se conocen a través de un servicio de línea eróticas.

Quedaron que se verían en el último metro. Aquel que cuando pasa por las estaciones va pitando para avisar de que no llegarán más detrás de él. El último vagón del último metro.

No sabían qué cara tenían ya cuando se veían la cámara solo enfocaba más abajo de su cintura. Un poco tal vez por encima de la de ella, pero básicamente entre las piernas.

Él le mandó un regalo. Solo era una parte, una de las dos mitades. La otra la llevaría él.
Tú te subes en el metro con el vibrador puesto y cuando yo llegue acciono el mando. Si te reconozco te juro que te lo como ahí mismo, le promete él cuando le manda el paquete.

La cosa se pone de lo más ardiente

Ella accede, cómo no. Sus juegos le gustan mucho y esta propuesta más. Sexo en público y con un desconocido. Genial.

Ella sube al metro en la primera estación del recorrido. Lleva el vibrador puesto esperando a que llegue él con el mando a distancia.

En la siguiente estación sube bastante gente y ella siente cómo empieza a vibrar el aparato. Le gusta. Pero trata de disimular. Lleva una falda corta, no se ha puesto bragas. Sabe que le gustará.

Le reconoce enseguida. El chico lleva la mano en el bolsillo y mira una por una la cara de las pasajeras.

Se decide por una que le sonríe cuando él la mira. Tiene que ser esta, piensa él. Poco a poco a medida que sube la intensidad del vibrador se acerca a ella.

Ella le sonríe de nuevo, tiene cara de guarrilla. De hecho, separa un poco las piernas cuando él se acerca a ella. A él no le cabe duda.

Se para frente a ella, ella observa su erección, le guiña un ojo. Pero él no se conforma y le hace un gesto para que le dé su mano. Ella accede, sabe dónde quiere ponerla él.

Y así empieza una historia de amor-sexo gracias a la línea eróticas.